martes, 29 de noviembre de 2011

EL REY SE VA DE PASEO

En la ciudad contemporánea abundan las esculturas públicas ya sean estas decorativas, funcionales o conmemorativas. Los monumentos conmemorativos ensalzan a personajes o hechos de trascendencia histórica, real o simbólica.
Walter Benjamin en su “Tesis sobre la filosofía de la historia” escribe sobre la ciudad como producto de la historia de los victoriosos que celebra cotidianamente el triunfo de los más fuertes y la desaparición de los débiles.
La secuencia de la película Octubre de Serguei Eisenstein en la que el proletariado derriba la estatua del zar Nicolas II hace visible, en palabras de Rosalind Krauss, la manera en que una estatua condensa en sí una idea de poder. Los monumentos ejercen por lo general una función legitimadora de los valores fundacionales del Estado por lo que “rara vez recuerdan los crímenes que éste ha perpetrado”. La escultura pública oficial es un vehículo ideológico eficiente en la semiótica de la urbe, cargado de connotaciones y valores (Art and the Public Sphere, 1992, James E Young; Meanwhile in the real world).
Sin embargo, el monumento llega a hacerse invisible en la actualidad porque el entorno urbano es más caótico y rechaza una jerarquía espacial establecida (Robert Musil). Ya no se recuerda a los caídos en las guerras, denominadas hoy “intervenciones militares”, pero el arte público no renuncia a conmemorar aunque de una forma alejada de los estereotipos formales y conceptuales de la escultura tradicional (véase Monumento de Atocha). Los poderes en este siglo, más anónimos, se ensalzan con otro tipo de “monumentos". Serían por ejemplo los rascacielos de las empresas multinacionales o de los bancos. En ocasiones un espacio público, una fuente, un parque, etc. se convierte en la autoconmemoración de un alcalde.
Las fotografías de la serie "El rey se va de paseo"cuestionan cómo el lugar donde se instala activa o desactiva la intención o el significado del monumento




miércoles, 20 de julio de 2011

BRETAÑA













PIEDRA II











En una tormenta, los elementos se desatan y uno siente la necesidad del amparo. Pero no sólo hemos de resguardarnos de estos elementos. Existe una más oscura necesidad de abrigo en la vida humana; precisamos guarecernos de la soledad. Hemos de amparar al niño en el hogar, procurarle un lugar en el que acostumbrar los ojos a la luz, como creció en su momento, cobijado, mientras se preparaba para el nacimiento. Y también amparar a los muertos, resguardándolos del olvido que el tiempo trae consigo. Entre el año 4500 y el 1800 antes de Cristo, los pobladores de la actual Bretaña francesa erigieron en la landa gigantescos monolitos para enterrar allí a sus muertos, ¿o quizá les sirvieron  para medir el tiempo?.
La piedra también nos lleva a lo sublime. “Si se penetra en el interior de una catedral medieval, se recuerda no tanto la firmeza y mecánica conformidad de los pilares sustentantes y de una bóveda apoyada encima como las arcadas de un bosque, cuyas filas de árboles inclinan y enredan entre sí sus ramas…, sino que se ve forzada a vagar de acá para allá, a volar hasta alcanzar aquietada la bóveda suavemente inclinada de los arcos convergentes, tal como el ánimo (Gemüt), in quieto, conmovido en su devoción, se eleva del suelo de la finitud y únicamente en Dios halla sosiego.” (Hegel)

El crítico francés Jean Francois Chevrier sostiene que los fotógrafos siempre se han sentido fascinados por las ruinas, más que por la arquitectura, porque las ruinas están vinculadas al concepto de tiempo.
La belleza que se manifiesta en el arte puede expresar las más completas verdades del espíritu. Lo que distingue al arte de las otras dos formas del espíritu absoluto, la religión y la filosofía, es su vínculo con la naturaleza, con una naturaleza transformada, porque presenta la verdad del espíritu en su aspecto sensible. “El arte no tiene ninguna otra vocación que la de llevar a intuición sensible (sinnliche Anschauung) lo verdadero, tal como está en el espíritu” (Hegel).
Extractos del libro “Piedra”. John Sallis, Pre-Textos Editorial, 2009.